Posted By John Doe 2024-05-07 15:42:24 Vistas (59)
HISTORIA
DEL HOTEL EL TAMA
Para enero de 1956, no se había comenzado las obras del hasta entonces llamado “hotel de turismo de San Cristóbal”. El 27 de ese mes, Gutiérrez, declaró que “el Hotel de Turismo de San Cristóbal, el cual estará ubicado en la Urbanización Pirineos, y cuya terminación fue anunciada por el señor Presidente de la República para este año, contará con 126 habitaciones, tiendas, una piscina olímpica, parque, picadero, etc. El costo de este hotel será de 7 millones de bolívares, y probablemente los trabajos serán confiados a la compañía que lo proyectó, o sea la Tecsa”. Otras obras de la misma naturaleza serían edificadas en Cumaná y en Santo Domingo, Mérida.
Hecha la necesaria licitación, para finales de
abril se abrieron los sobres de las empresas que habían postulado su
participación, entre ellas dos tachirenses y otras de nivel nacional que habían
realizado las edificaciones de Coro, Puerto Cabello, Maracaibo y Margarita. En
mayo, la negociación de los terrenos no se había realizado, anunciándose para
el 29 de ese mes, que la Constructora Esfega obtuvo la buena pro en la
licitación abierta a través de la Dirección de Turismo del Ministerio de
Fomento. Otro editorial de “Vanguardia” avizoró lo que sería la concreción de
este sueño, “puesto que será una obra arquitectónica de categoría, que hará
honor a San Cristóbal y constituirá una de sus mejores atracciones”. El
gobierno había pautado realizarla en seis meses. Nada ni nadie se interpondría
en ese propósito, pues “al ritmo que actualmente se construye en Venezuela
–prosigue el citado editorial- y los recursos técnicos y económicos de que se
dispone, no es sorprendente ver en el término de pocos meses grandes obras en
sitios donde antes existía solamente el yermo”.
Cigarrillo en mano, Edgar Espejo informaba el inicio
de las obras del hotel de turismo el lunes 28 de mayo de 1956, anunciándose su
dotación de un centenar de habitaciones, 14 suites “y una regia mansión
presidencial”. Dijo, con Ferrero Tamayo, “que el movimiento de tierra será de
unos veinticinco mil metros cúbicos y que ya la maquinaria entró en actividad”.
La Esfega tendría seis meses para su realización, pues debía entregarse para el
30 de noviembre. Sería a toda velocidad, como el Parque de Exposición, siendo
considerado “como una ciudad dentro de la misma capital tachirense”.
Para finales de julio se estaba construyendo el
sexto piso de la mole de diez, faltando “unos cuantos días para cumplir dos
meses de iniciada la obra, en 55 por ciento”. Ferrero Tamayo declaró al diario
oficialista “La Hora” de San Cristóbal, reflejándose en el reportaje la
intensidad de la fuerza humana empleada. “Con tales fines –dice “La Hora” –
trabajan en forma vertiginosa y consecutiva en la edificación, 250 hombres, que
cumplen ejemplarmente sus tareas repartidos en tres turnos diarios, laborando
18 horas de las 24 del día. Intervienen obreros rasos, albañiles,
electricistas, operadores de la rama metalúrgica, carpinteros, operarios
especializados en el vaciado de pisos de granito, cabilleros, y todo ese
proceso de hombre que formando parte de una sola unidad disciplinada,
responsable y capaz bajo la dirección de expertos maestros de obra, realizan la
construcción del Hotel de Turismo de San Cristóbal en forma vertiginosa”.
Culminaba la información, subrayando que, “la Constructora Esfega, una vez más,
tendrá así la ocasión de demostrar que contando como cuenta en la actualidad,
con los elementos indispensables, está en capacidad de realizar la obra más
arriesgada en materia de ingeniería, a corto plazo, con eficiencia y alta
capacidad técnica, constituyendo por lo mismo, un prestigio para el Táchira y
para la ingeniería venezolana”.
La Esfega comenzó a tener una relevancia distinta
desde la construcción del hotel de turismo. En la primera semana de octubre
podía verse la estructura casi revestida. La prensa indicaba, que “la
Constructora Esfega ha realizado esta obra en tiempo record, y la edificación
se levanta como símbolo de la alta capacidad técnica de quienes dirigen la
obra”. Se consideraba, como “una obra de recia envergadura que hace honor a la
ingeniería nacional, y constituye un legítimo orgullo para la capital del
Estado Táchira”. Se anunciaba su inauguración para el 2 de diciembre, cuando
Pérez Jiménez cumpliría cuatro años de su ascenso al poder.
El ministro de Fomento, Silvio Gutiérrez, llegó a
San Cristóbal el 21 de noviembre de 1956, procedente de Barinas y de paso a
Mérida, “con el objeto de practicar una visita de inspección a las obras del
Hotel de Turismo “El Tamá”. La gran estructura había sido designada con el
nombre del páramo tachirense. El Presidente de la República deseaba conocer
“exactamente el avance de los trabajos”. No sólo en el Táchira el Gobierno
llevaba a cabo la red hotelera. Lo hacía también en Barinas, Cumaná y Mérida,
restaurando el Hotel Jardín de Maracay, construido en tiempos de Gómez,
previéndose estructuras similares en Calabozo, Puerto La Cruz, Santo Domingo y
Porlamar, mientras concluía el Hotel Humboldt en el Avila caraqueño con su vía
de acceso, el teleférico, el que también se planificó para Mérida. Dijo,
Gutiérrez, que “el objeto es el de facilitar las actividades del turismo a
quienes lo practican, bien sean gentes nacionales o extranjeras, brindándoles
comodidad suficiente, servicios excelentes con hoteles bien dotados y servicios
especializados, ofreciéndoles atracciones y todo cuanto en este sentido prevén
las normas internacionales para el turismo”.
Con su dotación de muebles y accesorios, “El Tamá”
costaría unos 10 millones de bolívares. Para el ministro, era considerado “como
el primero de la República”, agregando que “la obra es extraordinaria, está
bien rematada, y la firma constructora Esfega ha dado el máximo de rendimiento
en esta obra que estoy seguro habrá de satisfacer los deseos del ciudadano
Presidente de la República, General Pérez Jiménez, quien personalmente ha
puesto todo su entusiasmo en la realización de esta obra. Puede decirse con
exactitud –finalizó Gutiérrez- que el Táchira ha sido definitivamente
incorporado a la actividad turística de la nación y que abre las perspectivas
para el intercambio con el exterior. Los resultados serán óptimos en el futuro
y la economía de la región recibirá un fuerte impulso”. La segunda etapa de “El
Tamá” preveía un campo para golf de 12 a 19 hoyos y cuadras para caballos.
Con sombrero “pelo ‘e guama” y en mangas de camisa,
Espejo recibió al ministro en su visita de inspección de tres horas, mientras
Ferrero, también de paisano, pero con la cabeza descubierta, se dirigía al alto
funcionario que era acompañado por una comitiva en la que estaba el gobernador
Pérez Vivas y el arquitecto proyectista de la obra, el argentino Julio César
Volante. Impresionaba ver la piscina semi olímpica, pero aún faltaba tarea por
cumplir. Sin embargo, Gutiérrez sostuvo que “El Tamá”, sería inaugurado
“conforme al plan trazado, el 2 de diciembre, pero entrará en servicio
definitivo para la semana santa del próximo año”. También allí estaba otro de
los ingenieros, Reinaldo Alcalde Alvarez.
No fue posible tener listo “El Tamá” para la fecha
anunciada. A mediados de diciembre llegaban los muebles que revestirían sus
amplios espacios, entretanto, la Esfega “se ocupa en la actualidad de sembrar
los numerosos y bellos jardines que adornarán los frentes, alrededores y
algunos interiores del Hotel”. Su amplio estacionamiento estaba calculado para
150 vehículos y podía llegarse en carro hasta la propia entrada cubierta para
no mojarse en caso de lluvia. En el saludo navideño publicado en la prensa de
San Cristóbal, la Constructora Esfega mostraba orgullosa la primera fotografía
del completamente acabado Hotel El Tamá.
Llegadas las Ferias y Fiestas de Enero de 1957, el
flamante edificio era la atracción de la ciudad que se modernizaba en su
infraestructura. El día 13, en aviso de página entera, “los directores y el
personal técnico, administrativo y obrero de C. A. Constructora Esfega, se
complacen en presentar un atento saludo al ciudadano General Marcos Pérez
Jiménez, Presidente de la República, quien visita el Táchira con motivo de la
inauguración de importantes obras, entre otras el Hotel “El Tamá”, cuya
construcción fue encomendada a Esfega por el Gobierno Nacional”. El arquitecto
Volante emitió juicios favorables a la empresa, en particular, a Ferrero Tamayo
y Espejo.
En efecto, el primer mandatario volvía a su tierra
acompañado de su comitiva, integrada, entre otros por los ministros de la
Defensa, de Relaciones Interiores, de Sanidad y Asistencia Social, de Obras
Públicas y de Fomento; además de los tachirenses Raúl Soulés Baldó, Rafael
Pinzón y Aurelio Ferrero Tamayo, secretario de la Presidencia de la República,
consultor jurídico de la Presidencia y presidente de la Cámara de Diputados,
respectivamente; y el director de la Seguridad Nacional, Pedro Estrada. El 12
de enero, Pérez Jiménez inauguró la sede del Círculo Militar en La Concordia,
al día siguiente, en la mañana, la Casa Sindical de la Avenida Libertador, y en
la noche, el Hotel El Tamá, con regios bailes amenizados por las orquestas de
Luis Alfonzo Larráin y la local Tropical Boys. Las damas relumbraron con sus
mejores galas, ataviándose los caballeros sus ajustados fracs, excepto el
Presidente, sus edecanes y el elenco castrense. El General cortó la cinta,
escotándolo Soulés Baldó en su inmediata derecha, mientras que la sobrina del
secretario, Elisita Villasmil Soulés, fue una de las damitas que sujetaba el
símbolo del inicio de la moderna San Cristóbal.
Desde ese momento, El Tamá comenzó a convertirse en
el centro diversivo de San Cristóbal por excelencia. Juan Mauricio Juge fue su
primer gerente, y las páginas de los periódicos abrieron columnas especiales
para entrevistar a sus huéspedes, entre ellas, la llamada “Gente de Arriba”,
redactada por el periodista Gabriel Casanova Esparza en “La Hora”. No fue desde
el principio de uso exclusivo de “sus pensionistas”, pues cualquiera podía
estar de sus espacios a precios muy cómodos, incluyendo sus restaurantes, sus
salones y su magnífica piscina, la que se disfrutaba adquiriendo un ticket por
tres bolívares. Un desayuno sencillo costaba cuatro bolívares, mientras que una
cena diez bolívares. Las habitaciones oscilaban entre 25 y 40 bolívares
diarios. En una de sus paredes, en sitio especial de la planta baja, quedó
labrado, en lujoso metal, el Escudo de Armas de San Cristóbal, creación de
Aurelio Ferrero Tamayo.
Durante los primeros días de funcionamiento, fue
necesario cierto “reacondicionamiento” que obligó su cierre durante unas tres
semanas en febrero, siendo reabierto el día 20 de ese mes. Otro gerente lo
conducía, Nicolás Trunk, retornando Juge a sus funciones en el Hotel de Aguas
Calientes. En adelante, “El Tamá” se convertiría en uno de los muy especiales
sitios que Edgar Espejo frecuentaría durante su vida.
Del libro inédito "El Doctor Espejo".
Estuvo abierto hasta el 2002 cuando cierra y en
2.024 es reinaugurado, completamente remodelado y operador por la Cadena
Eurobuilding conservando su nombre original EUROBUILDING EL TAMA y comienza
operaciones en Enero 2024 para las Ferias de San Sebastián.
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