Es un hecho la reanudación del intercambio comercial entre Venezuela y Colombia, luego de años de desencuentros políticos. Son mercados naturales y complementarios los que han estado bloqueados, en detrimento de los movimientos migratorios, comerciales y turísticos.

 La frontera más viva del sur de América podrá activarse de forma legal, segura y responsable, un anhelo de la mayoría de los habitantes de ambas naciones. El reto de las autoridades será desmontar los lucrativos negocios que se armaron en la muy extensa frontera cuyos habitantes estaban ávidos de pasar entre los dos países.

 Todos queremos unión con seguridad y con progreso, en estos tiempos en donde se abre una nueva etapa de conectividad entre Venezuela y Colombia.

 Para los negocios y el turismo será una gran oportunidad de resurgir y reconectarse. La apertura formal de la frontera implica libre circulación en el espacio aéreo y volverá la racionalidad. Volar desde Caracas a Bogotá ya no será una faena costosa y desgastante. Directo, sin barreras, el recorrido se hará en apenas hora y media.

 Los empresarios del turismo, y en especial mis amigos de Conkhep, tienen un mundo de oportunidades para crecer y consolidarse en el mercado turístico binacional.

 Las grandes transportadoras aéreas se están preparando para la apertura. Antes de la pandemia por covid-19, aerolíneas Avior, Láser y Wingo eran las únicas que ofrecían conexión directa entre Venezuela y Colombia, luego de que Avianca cerrara operaciones hacia Caracas y Valencia en 2017 y de la quiebra de la empresa Aserca. Eran pocas las interconexiones en este mercado tan dinámico.

 Ahora, la situación será diferente. La apertura de los cielos fomentará la competencia. Al menos, es lo que perfilan las líneas aéreas. Volar desde Colombia y hasta Venezuela.

 Avianca y Wingo han solicitado permisos a la autoridad colombiana para viajar a varias ciudades de Venezuela. Latam ha expresado su interés en transportar carga entre los dos países.

Desde Venezuela, ejecutivos de Avior y Laser no niegan que aspiran volar hacia Bogotá en una primera etapa de reanudación de relaciones comérciales. En otra fase, las rutas de Caracas y Valencia, Maracaibo y Medellín, pueden activarse.

Las autoridades colombianas ya autorizaron a las empresas solicitantes volar a Venezuela. Ahora la pelota está en la cancha del Instituto Nacional de Aviación Civil de nuestro país. Es un tema estrictamente político más qué técnico el que, por fin, se permita la interconexión binacional.

Si la reactivación es, en efecto, una realidad todos ganan: el comercio formal, el sector turístico de las dos Repúblicas, la unión nacional y empresarial. Y, sobre todo, el viajero: habrá mucha más oferta de boletos, lo cual bajará, indefectiblemente, los costos de los boletos aéreos entre Venezuela y Colombia. Los tiempos en que una conexión entre Caracas y Bogotá costaba 950 dólares y el tiempo de viaje sobrepasaba las 14 horas debe ser cosa del pasado. -Para beneficios de todos.

(*) Editora de www.negociosydestinos.com